Un legado para Panamá

Don Arturo y los talentos.

Según el diccionario bíblico, se llamaba “Talento a la unidad de peso o dinero. No era una moneda en el estricto sentido de la palabra, sino un peso monetario griego”. Para nosotros el talento es “la especial capacidad intelectual o aptitud que una persona tiene para aprender las cosas con facilidad o para desarrollar con mucha habilidad una actividad”. La luz que brindan estos signos y significados permiten comprender la profundidad de la vida de don Arturo Donaldo Melo Sarasqueta.

Don Arturo recibió Talentos de sus padres, quienes lo acogieron en un hogar amoroso, de firmes principios éticos y altos valores humanos; acumuló Talentos en la Escuela República de Chile donde hizo sus estudios primarios y en el glorioso Instituto Nacional, de donde se graduó con el Primer Puesto de Honor en 1950; continuó aumentando su inventario en la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, donde obtuvo el título de Licenciatura en Economía y la maestría en Economía; y continuó toda su vida con esa fabulosa capacidad de incorporar nuevos Talentos y mejorar continuamente los ya habidos.

Es la visión de un hombre talentoso la que le permitió encargarse de un pequeño negocio que había inaugurado su padre en 1948: El Agricultor, en Avenida B. Ahí sigue la tienda que inició con tres colaboradores y en su primer día tuvo una venta de cinco balboas. Con sus Talentos, trabajo y perseverancia, don Arturo logró diversificar los esfuerzos de su padre hacia los sectores avícola y comercial, desarrollar negocios de maquinarias, restaurantes, bienes raíces, almacenes agrícolas y de materiales de construcción que forman Grupo Melo: un conglomerado de empresas con más de 5,000 colaboradores y ventas de más de un millón de dólares diarios.

Los Talentos de Don Arturo adquirieron mayor valor con su permanente disposición al servicio de la comunidad. Él siempre se destacó en el quehacer empresarial del país, participando en una infinidad de gremios empresariales relacionados con la agricultura, la industria, la banca y el comercio. Siempre pensó que la creación de riqueza no es nada sin el desarrollo humano y que este desarrollo se logra haciendo llegar el fruto del esfuerzo colectivo a cada individuo. Acaso esta motivación lo llevó a apoyar la gestión gubernamental en donde desempeñó con gran eficiencia el cargo de Ministro de Hacienda y Tesoro, de Trabajo y de Comercio e Industrias. Fue miembro de la Comisión de Reformas Constitucionales (1972), director de varias Instituciones del Estado y en dos ocasiones fungió como presidente de la Junta Directiva de Banco Nacional.

Los Talentos técnicos de Don Arturo siempre tuvieron cabida para las habilidades nobles, para la amena conversación y escucha atenta, para la empatía y la solidaridad; le permitieron apreciar la belleza de las orquídeas, la complejidad de los astros, la sofisticación de los vinos, lo convirtieron en un sabedor de historia, de economía, de política, y tener un corazón amplio para amar a su tierra, pero sobre todo para dedicarse a su esposa Laura (Q.E.P.D.), a sus hijos: Arturo, Laury, Marilyn y Federico y a sus nietos. En ellos quedan los Talentos que Don Arturo acumuló a lo largo de su vida; en sus herederos trascienden las habilidades empresariales, el orgullo familiar, la visión de comunidad, la solidaridad, el compromiso con el desarrollo humano y el amor a la Patria.